Estupefacción. Fascinación. Entusiasmo. Melancolía. Alegría…
Cuesta, cuesta expresar la experiencia. ¿Cómo limitarla y encerrarla en palabras, y que su contenido e intención no se diluya en palabrerías y adornos?
El aprendizaje va más allá. El aprendizaje es ver qué parte del texto, qué recuerdos, que pensamiento había dejado una huella, una marca, una herida a cada compañera y compañero.
Aprendizaje es construir juntas, estar dispuestas y dispuestos a estar abiertos a escuchar la subjetivación de lo vivido.
Si la experiencia es eso que “me pasa”, eso que “se padece” creo que una de las mayores aventuras de mi vida es poder compartir cuatro años de mi vida reflexionando, transformándome a mí misma, creando lazos, construyendo un “yo” que ya no tendría sentido sin ese “ellas y ellos”, mis compañeras y compañeros. ¿Y cuando esto acabe? Quedará la incertidumbre y todo lo aprendido.
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